viernes, 19 de octubre de 2012

Qué jóvenes estaban Carrillo y Suárez en el 25 aniversario de la legalización del PCE

Ayer se cumplió un mes de la muerte del histórico líder comunista Santiago Carrillo. Al conocerse la noticia, la web de El Mundo publicó un especial en el que se evocaba la dilatada carrera política del finado. Entonces advertí un error en un pie de foto que ahora, 30 días después, continúa en el mismo sitio.



Viendo la imagen cuesta creer que fuera captada el 9 de abril de 2002, que fue cuando transcurrieron exactamente 25 años desde aquel Sábado Santo Rojo. Más que nada porque si la fotografía correspondiera a esa fecha, tanto Adolfo Suárez como el propio Carrillo tendrían un aspecto mucho más envejecido. No olvidemos que Suárez nació en 1932 y Carrillo, en 1915, con lo que tenían respectivamente 70 y 87 años en 2002. 

Hay otro detalle muy divertido sobre ese pie de foto. Si es una celebración del partido comunista, ¿por qué Suárez acudió de esmoquin? ¿Quiso dar el cante en una reunión proletaria? ¿El comité central del PCE le exigió ir disfrazado para permitirle la entrada a la fiesta? Se admiten otras sugerencias absurdas.

Ignoro la fecha de ese encuentro entre el primer presidente de la Democracia y el dirigente comunista, pero es de suponer que sucedió en los primeros años de la Transición. Seguramente en 1977, poco después de la legalización del PCE. El aspecto de Suárez en esa imagen de la agencia Efe parece el de un hombre de cuarenta y algo años, y el de Carrillo el de alguien que ya supera los 60. Las edades que tenían estos políticos en aquella época.

Incluso le daré una idea a los periodistas de elmundo.es por si algún día se les ocurriera revisar este especial -en Internet se pueden corregir las equivocaciones en cualquier momento, mientras que en los diarios en papel sólo cabe la fe de errores-. 

La foto probablemente corresponda a una recepción ofrecida por el Rey en el Palacio de la Zarzuela -o el de Oriente-. Planteo esta conjetura porque hace unos cuantos años leí un libro de memorias en el que Carrillo recordaba cómo exigió a los responsables del protocolo que le permitiesen acudir a ese acto sin vestir de etiqueta. No sería de extrañar que por ahí fueran los tiros.

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